parte del aire

Repito que todo es parte del aire, así como lo que no es, puede decirse con interés previo: no somos uno del otro y otro del resto. Como sea. No quedaba nadie para recordar los antecedentes mejorados, sobre, estrellas fugaces; suena bien cuando invierno se presenta helándote los huesos, como sea, esa noche. No era de noche. Vaya uno saber que era, como imposible, se jugo mas revistas acondicionadas. Sea, entonces. Un rotundo segundo resonó para ese entonces:”mi estimado señor; usted es escritor, por tanto...”. Me quede frió como era eso del invierno en los huesos mire a todo lado cuando despejo la noche, es decir, las luces aparecieron con correcciones estilográficas ortográficas queriendo partirme el orto, una vez roto; paso la media hora restante mirando al señor de las tontas afirmaciones. Era singular, de ser plural formarían un sindicato preciso. Reanime esta vaina, pensé en que podría hacer de ser yo el retardo como ausente de los estados protocelulares. Afirme un poco tarde: “No soy escritor, escribo”. La cara se redujo a sobrevivir cada imbecilidad venteañera, añejando peras al olmo, cuando supe lo que paso con tan mentado árbol; deposite a un judas personal cuando apareció el ego...

Ego: puedo saber en que andas mi estimado Peyo, estuve meditando tantos lios adicionados al corpus femenino divino; cuando reduces las palabras de artimaña con simplezas redobladas a quiero con estrías o sin ellas; prestas malas lenguas asexuadas al momento de sacra las bragas divinas, reclamas el corazón si haber averiguado si estaba en venta o esperaba un romance perfecto. Uno “de esas historias que ¡nunca! se olvidan” . Dos trayendo niños aburridos con ser la canaleta de las frustraciones paternales, trasmitidas con ademán progresista. Tres veces entonaste recuerdos -permíteme el sarcasmo- innecesarios para saber lo que uno debe poseer, en la noche de las ultimas neuronas, ¡tiempo difícil! considerando las malas novelas, todas registradas a titulo prestado, ya sabes de la costilla nació Eva, de su costilla nació la literatura romántica y quizás el metal gótico.

El criterio no formado del peyo: Hablas con soltura, presumiendo un momento como alarde de la sorpresa. Llego un poco mas allá de la contienda, mientras imaginaba la gracia de un beso; contemplando la sonrisa de un antaño ya resfriado. Juzgando muelas del diablo, en toda barraca postrada en la retina, sintiendo la misma contagiada angustia del día antes de aparecer contra el reloj, dominando la palabra con las cuales Dios dio forma a lo distante. Retuércete al velorio preferido: Un espectro de vida me llamo: “escritor”.

Señor: Medio momento de gracia, antes de acusar. La semana pasada pase un mal rato gracias al joven aquí presente... Torcía un modo solemne sujetando canas no sueltas. Recordé lo aprendido, olvide lo simulado, perseguí a un “como” por varias pasajes, encontrando como ustedes sabrán: sobras; cosas de amores perros, resplandores de mentes sin recuerdos, ciudades de ángeles y escritores enamorados. ¡Una jugarreta indomable!. Cuando presentí belleza, me di cuenta que rondaba cerca, una presencia de esas que no deben ser vistas... ¡gracias a dios soy viejo!.... he vivido y ciado en esas redes tantas veces, que de solo contárselos pasaría el resto de mis días despertando. Así apareció ella radiante, no quise saber su nombre, pero el cabello, era un negro presagio para quien haya tratado de amarla. No diré nada mas. Me regalo cuatro vientos frescos; jugaba una partida peligrosa al recibirlos; solo me limite a preguntar quien la izo musa:”una pregunta atrevida, para una vida sinuosa, torturada con las noches absolutas; mi estimado; quien me izo musa, es lo menos parecido a un poeta, me regalo una noche un fragmento de bellos cuadros resoplando vida, una baqueta, una pañoleta, una flor metálica, un palatir, una rosa... Pobrecilla tuvo un fin antipático”.